martes, 25 de octubre de 2016

Palabra del Señor

Me encanta discutir. Hay quien afirma sin pudor alguno que soy un insoportable pedante que siempre lleva la contraria por el simple hecho de llevarla, aunque yo me considero más bien un mero aficionado fan de Sócrates que, como hobby, practica la dialéctica en su día a día. Pero, aunque disfrute muchísimo con los debates, existe un tipo de persona con la que detesto entablar cualquier tipo de batalla: los creyentes, ya que su argumento último es divino y absoluto y un simple humano como yo jamás podrá rebatir al Todopoderoso. De esta manera, los cristianos tienen la palabra de Dios en la Biblia, los musulmanes la de Alá en el Corán y los psocialistas españoles la de Felipe González en El País. 

El mayor problema del PSOE no es Pedro Sánchez ni Podemos. Ni siquiera es Susana Díaz y Fernández Vara. El problema del PSOE es Felipe González y el endiosamiento al que ha sido elevado entre el psocialismo español. Pedro Sánchez pareció no haberse enterado bien de que se le puede mentir a los ciudadanos, a los votantes y, en ocasiones, hasta a los jueces, pero no al Dios supremo que desde su altar situado a medio camino entre un yate en el Caribe y un palacio en Marruecos, se encarga de iluminar a fieles e infieles con su sabiduría infinita y eterna. Felipe, cuyas ideas han sido arrugadas por el tiempo y distorsionadas por su ascenso a los cielos, quizás sea el mayor traidor del socialismo que jamás haya existido, y parece no aceptar que esta no es ya ni su época ni su realidad. Hace mucho que aquel abogado de Sevilla degradó en este actual y globalizado pez gordo que, con semblante siempre serio y enfadado, nada en las profundidades más oscuras de las élites mundiales, aleteando con soltura en el agua de la macroeconomía neoliberal europea, pero no entendiendo, ni comprendiendo, ni padeciendo el ahogamiento masivo de una sociedad y una generación que, náufraga y a la deriva, lucha por mantenerse a flote.

Finalmente, el PSOE va a obedecer la palabra del Señor y se va a abstener en la investidura de Rajoy para desbloquear la situación… Situación a la que, por cierto, hemos llegado tras año de un saqueo al que no le han puesto bloqueo. Parece ser que toda aquella indignación por los recortes y la corrupción desde la Gürtel hasta las Black, no era más que una estrategia partidista para sacar rédito electoral y que, tras fracasar y no devolver los votos perdidos, cae en sobre roto y perdona el latrocinio popular. Que un pueblo vote a ladrones no legitima el robo, degrada al pueblo. Que Rajoy siga gobernando con el beneplácito de la mayoría representativa no arregla la profunda crisis social, política y económica en la que estamos, la mantiene.

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